martes, 8 de abril de 2008

DE LAS CONSECUENCIAS DE TOMAR LA CALLE PARA CREAR CULTURA LIBRE



El día se levantó nublado, sin dejar que el sol quemara mucho, así como para estar cómod@ bajo el sol un buen rato.

A las cuatro y poco, en la plaza del campo del Príncipe, la gente empezaba a llegar mientras se montaba el rojo, discreto y precario telón que marca, casi de manera disimulada para no llevarse el protagonismo, lo que sería el escenario del cabaret.

Cuando faltaban pocos minutos para las cinco, con previa visita de la policía y de la presidenta de la asociación de
vecin@s que mostraron su reticencia al acto, empezó el espectáculo.

Transcurrió tranquilo, desenfadado, alegre. Y llovieron los cuentos, los clowns y algún malabarista mientras las asistentas nos dejábamos deleitar por el séquito de números

Todo perfecto, un lienzo precioso decoraba la plaza y
algun@s niñ@s del barrio pintaban
alegremente un mural. Sin embargo, cuando ya todo había terminado, el fantasma de la autoridad competente rompió la armonía, buscaban identificados y organizadores del acto, necesitaban culpables.

Y es que la calle no es de la gente, y es que el espacio público es una mercancía y el poder constituyente no está dispuesto a que desmantelemos el orden, el funcionalismo y la rentabilidad que han atribuído a plazas, esquinas y asfalto.

¿Y ahora qué? pues ahora a pagar multas, y ahora, más que nunca, a seguir reveindicando nuestras calles, a seguir ocupando plazas y calzadas; y ahora, como siempre, a no creernos que llueve cuando alguien nos mea encima.

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